sábado, 9 de febrero de 2013

La orla

La alcayata no resistió el paso ni el peso del tiempo y el cuadro que contenía la orla de fin de curso de la Facultad cayó a plomo sobre el suelo de mi despacho, soltando cuchillos de cristal y lascas de un marco ya cuarteado por los años. Lo mandé reparar y cuando lo reponía en su lecho, que aún mantenía la forma rectangular que lo contuvo, me apercibí que faltaban las caras de varios compañeros de carrera, sustituidas por blancos huecos sobre el nombre y apellidos del ausente. Entre ellos, el de Verónica, mi frustrado amor, y el de Carlos, aquel imbécil que me la disputó y ganó su alma y su cuerpo; ambos murieron en un accidente de tráfico apenas concluidos nuestros estudios. Pero mi asombro se convirtió en terror cuando observé que mi cara sólo era un esbozo a punto de desaparecer.

country49

viernes, 8 de febrero de 2013

martes, 5 de febrero de 2013

Retrato de un desconocido.

El azar, siempre enredando con las cosas de los humanos, consiguió que después de un viaje en avión, volviera a casa con una maleta ajena, idéntica a la mía. Así que, casi sin darme cuenta, me colé en una intimidad desconocida.
Aquellos objetos inertes cobraron vida y me fueron dibujando un retrato: era ordenado y riguroso, de gustos sencillos y medios suficientes pero no sobrantes, era buen lector y adoraba el campo, de cierta edad (medicamentos) pero no demasiada (preservativos) y bastante generoso (¡menudos regalos).
Estas conclusiones, seguramente erróneas dispararon mi curiosidad y me obligaron a preguntar en la compañía aérea si era posible conocer la identidad del otro damnificado. Contestaron, por supuesto, con una airada negativa.
Así que aquí estoy; deshaciendo mi aburrida maleta y pensando que tal vez he perdido la ocasión de encontrar a mi media naranja.

desasosegada