Paseo deprisa aunque sin prisa, con la cabeza en mis cosas.
Me cruzo con conocidos sin verlos y los atractivos escaparates son, para mí, opacos.
“¿Adónde vas, loca? ¿En que irás pensando?”
¿Y como decirles la verdad?... como contarles que justo cuando ellos me paran estoy a punto de resolver crimen, de suicidarme o de que me toque la lotería.
Todos los que me estáis leyendo, todos los que pergeñáis historias, sabéis que cualquier ficción nos obliga a tomar un montón de decisiones ¿Qué le abandone su mujer o que le perdone? ¿Qué se ahogue o que llegue un salvador?
Tenemos el privilegio de tener por un instante el destino en nuestras manos y lo barajamos a nuestro antojo, somos dioses en nuestro mundo de palabras.
desasosegada