domingo, 19 de septiembre de 2010

caliente elemento

Estaba deseando que todos se fueran y lo dejaran solo. Se lo había pasado muy bien, aunque la ansiedad que le provocaba el volver a encender el fuego, trajinarlo y alimentarlo, le podían. El ritual era siempre el mismo; observar las llamas, sus diferentes tonalidades, su combustión agradecida por maderas de olivo y por extensión las sombras que provocaba a su alrededor. Una chispa le quemó levemente el dedo, recordándole que tenía que dormir y la naturaleza salvaje del impetuoso elemento.

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