miércoles, 22 de septiembre de 2010

Compasión Mal Dirigida

Ella le miraba profundamente, acariciando sus andrajos como si fueran una levita crepuscular. Él, tumbado sobre el banco, respiraba con dificultad pensando entre tos y tos que de todas las que fueron sólo podía al final ser ella.

Detrás de mi libreta me atreví a compadecerles sin darme cuenta de que en ningún lugar de mi soledad ardía ni por asomo un fuego tan candente y enternecedor como el que alumbraba la plaza entera cada vez que sus ojos se encontraban.

Eunuco.


11 comentarios:

  1. Muy bueno. Amor a pie de calle, que se dice.

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  2. ¿El amor todo lo puede? Una pregunta interesante, y que o bien no se contesta o se reformula automáticamente, por los siglos de los siglos, a pesar de todas las respuestas imaginables.

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  3. Todo se compensa. Parece que les falta todo y sin embargo les sobra los que a los demás les falta: Amor. Estupendo relato.

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  4. Romanticismo empedernido hasta en el último escalón. Original el juego de miradas entre el desamor del bien situado que mira y el amor mirado de los sin situación y sin ganas de tenerla.

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  5. Aún en esa lamentable situación, seguía siendo "ella". Quizás por que conoció a la persona que se esconde tras esos andrajos. Eunuco, como siempre, "fotografiando" sentimientos.

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  6. @josé javier
    Claro que lo puede, indudablemente. Ahora bien. El "cuánto tiempo" lo puede es una variable bastante más compleja...

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  7. @Hank
    Gracias Hank, me alegro de que te guste.

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  8. @Sara Lew
    Gracias Saryle, creo que si te "sobra" amor la "falta" de otras cosas se lleca mucho mejor.

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  9. @mirina
    Tú lo has dicho, la envidia aquí no funciona en el sentido en el que aparentemente "debería" ir. Por suerte para los corazones.

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  10. @veintiuno
    Muchas gracias veintiuno, de eso va la vida, de sentir.

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  11. Precioso relato. Enhorabuena

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