martes, 21 de septiembre de 2010

EL VALOR DE LO IMPORTANTE

Logré volver de Namibia sin traerme nada, pero dejando un amigo.
Tiempo después vino a visitarme su hijo con un extraño regalo: una garrafita de un líquido de dudosa transparencia, era AGUA del pozo de su aldea.
Me acosté un poco mohína por el "extraño" regalo. Soñé con tierras agrietadas por el sol y niños sudorosos acarreando garrafas.
Al levantarme le envié una nota: "Nadie me ha hecho nunca un regalo tan valioso"
A vuelta de correo contestó: "Sabía que tú lo entenderías"

Desasosegada.

2 comentarios:

  1. Un enfoque muy tierno, desasosegada, para un dolor asquerosamente real.

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  2. Con tu regalo, -que es realmente lo que nos haces-, atizas conciencias cómodas, apoltronadas en el confort que da el tener un precio para todo. Gracias.

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