sábado, 11 de septiembre de 2010

Huida

Saltó la valla con cuidado. Aún así su vestido de tul se enganchó con las púas de los alambres que, a su vez, estrangulaban sus finos pies de bailarina. Su ingenuidad le llevó a pensar que su única cárcel era la caja de música.

Saryle


1 comentario:

  1. "Mientras tanto la música seguía sonando". Qué bien nos retrotraes a todos a la fascinación por esa musiquita...

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