Contemplaba la noche tras la ventana impoluta. En su reflejo podía ver la mano que empuñaba la pistola, el brazo,... No alcanzaba a distinguir su cara. El disparo atravesaba limpiamente mi cabeza y el vidrio se hacía añicos. Me extrañó no despertarme sudoroso como otras veces. La certidumbre me heló la sangre.¡No había ventana en el cenador! Sentí que mi mano subía hasta notar el frío metal tras mi oreja. El disparo destrozó mis gafas. Orificio ocular de salida rezaba el parte.
Alsquare
Circular, me gusta.
ResponderEliminar@Anónimo
ResponderEliminarGracias anónimo.