Elena sube las escaleras agitada, abrochando aún la cremallera de su falda con la mano izquerda mientras su la derecha se enreda con las llaves y las gafas del bolso. Retoque de pelo y llavín a la cerradura, sonrisa franca. Pedro le abre la puerta y sonríe. Llevas el sujetador desabrochado-dice, mientras le abraza suave la espalda-. Sigue acariciando la espalda y no puede ver la cara de sorpresa ni la boca ladeada y esquiva de su mujer.
Albada
¿Me parece a mí o éste es tu primer relatarium? Si es así, bienvenida, albada, y si no, pues bienvenido el mr que me gusta. Por cierto, ¿habrá segunda entrega, no? Porque me quedo con ganas de saber que pasa, ;)
ResponderEliminarBienvenida albada. Es un placer tenerte por aquí, como debe ser. Y si encima inauguras con un micro así.... ¿por cierto, por qué has llegado tarde y con la respiración acelerada?.
ResponderEliminar¡Hola, guapetona! Se te echaba de menos por aquí. Y con una de tus especialidades, relatos de infidelidad. Muy bueno, es difícil escribir sobre la infidelidad, la culpa, el remordimiento... Tú lo consigues. Y además con un toquecito erótico muy del gusto de un servidor, jejeje (ese sujetador desabrochado, esa espalda desnuda...) Una pequeña observación: se te ha colado un "su" o un "la" en la frase "mientras su la derecha". Besos, espero leerte más a menudo por aquí.
ResponderEliminarVoy perdida por estos lares.Me alegra os guste a pesar de que, gracias Hank,se escapó un la.
ResponderEliminarSegundas partes,Mirina, con o sin ruptura habrá.Tú sabes que con un destino se fija un rumbo y si eso el marino lo tiene claro encuentra vientos a favor.
Un abrazo a todos
Mas excitante que la infidelidad puede ser el hecho de ser descubierto. No?
ResponderEliminarGran relato Albada