Espacio de creación de microrrelatos,
cuentos cortos y otras formas de
literatura breve, al acceso de cualquiera.
jueves, 7 de octubre de 2010
Interiores - (papelylápiz)
A tía Adela siempre le angustiaron los ángeles de la capilla del cementerio. Sé por mamá que, de niñas, las llevaba allí su madre al salir del colegio: luego sus sollozos, el gesto inquisidor de esas aladas estatuas, el frío penetrando en el valle al caer la tarde, todo junto. Por ello perseveró hasta trasladar los restos familiares hasta la cuadrícula sur, más soleada y menos triste, antes de este día. Durante el sepelio, con auriculares bajo el pelo, he escuchado la música que más le gustaba.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
¡¡Hola, Papelylápiz!!, me alegro de volver a leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mis relatos atrasados y por tu opinión. Me animas a seguir.
Te contesto aquí, porque así lo lees, y en el otro hay polémica.
Las reglas están para saltárselas, sino la vida sería aburrida, todos uniformes...puff!
Pero te haría una reflexión: si todos nos las saltamos, esto moriria de éxito, o no, Jajaja.Un besito.
Celebrar la muerte suele ser una buena manera de celebrar la vida, lástima que lo hayamos olvidado, un relato emotivo (y en ese sentido) valiente, papelylapiz, gracias.
ResponderEliminarGracias, Rubia, pienso lo mismo. Las reglas son buenas mientras sean revisadas, se muevan, no todo son "talla 36" o de lo contrario se termina anoréxico porque no se dan oportunidades a micros o poemas que puedan necesitar un poco más de espacio, y lo primero que es difícil es parir una historia, luego darle forma (unas veces basta con pocas palabras y otras con algunas más).
ResponderEliminarGracias, Mirina, por tu comentario y tu aliento. La muerte sólo es un punto final, lo que da sentido al relato. Lo triste es que pasen muchos días sin relatar. Aquí, bajo la metáfora, doy sentido a nuestra afición de relatar, aunque pierde intensidad y valor si somos capaces de VIVIR.
ResponderEliminar