Su ceguera nunca fué un impedimento para ver las estrellas. Sentado en su sofá recordaba las noches mágicas en las que ella, tumbada junto a él en el césped, le contaba qué constelaciones se veían. Si brillaba más la estrella polar o la osa mayor. Y él, guiado por sus palabras, las sentía titilar allá en la negrura del cielo. Ella no volvería a ser su lazarillo nocturno. Ahora era una estrella más y él sabía que la vería con los ojos del alma cada noche estrellada.
Tagore123
bello relato de amor
ResponderEliminar@Albada
ResponderEliminar¡Albada! ¡Cuánto tiempo!. Qué agradable sorpresa. Muchas gracias por tu comentario.
Un hermoso relato, tagore, realmente hermoso, en tema y forma, felicidades.
ResponderEliminar@mirina
ResponderEliminarGracias Mirina. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Muy bello y finalmente luminoso a pesar de lo triste de la situación.
ResponderEliminar@Eunuco
ResponderEliminarGracias Eunuco.
Me hace recordar a una película que me trae imágenes únicas, "The Fountain". Es un relato que encierra tantas enseñanzas que no se puede obviar. Felicidades por capturarlo.
ResponderEliminarGracias veintiuno. En realidad lo capturo mi musa, y a lazo, creo. ;-)
ResponderEliminarAmores eternos. Gran relato
ResponderEliminar@cormoran
ResponderEliminarGracias Cormorán