En París, los bancos helados de los parque nos invitaran a entrar en un café y nuestras manos rodearán las tazas humeantes; nos miraremos sonriendo cómplices y victoriosos, sin monstruos ni sombras amenazantes, sorberemos lentamente, y el calor del café se irá extendiendo por nuestros cuerpos,que reaccionando, se encontrarán en la intimidad pública de un beso largo, profundo y ardiente.
Marsa
Me ha gustado mucho, Marsa. He vuelto a París por unos segundos. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga... ¡qué bien!.
ResponderEliminarHaces fácil lo difícil, Marsa. La intimidad en un recorrido a través de diferentes escenas, en la que nos transportas al París romántico y legendario. La pareja protagonista centra el mundo en un único punto y todo lo demás da vueltas alrededor de sus propios sentidos. Muy bueno.
ResponderEliminarGracias 21, tu comentario me parece muy especial.
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