Pero no, él siguió erre que erre negándose a firmar aquellos malditos informes e impidiendo que la rueda siguiera girando.
Hoy le veo declarar en el juzgado y pese a ese aire de aparente fragilidad sus ojos me miran resueltos.
Voy a la cárcel sin saber si lo suyo es solidez o imbecilidad.
desasosegada
Otro buen micro, desasosegada, las vacaciones le han sentado bien a tus palabras.
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