Penado por su desconsuelo, despojé el cielo de la luz de sus estrellas y se la regalé a la oscuridad.
Nada consolaba su melancolía y mi codicia se tornó carente de sentido. Afligido, liberé mi tesoro destronado y humildemente pedí perdón.
Agradecida la noche, besó mi frente y, extendiendo su velo negro se marchó a abrazar a la Luna.
Íngrid
Íngrid, no sé si lo he entendido bien pero me gusta, me hace sentir como el Sol
ResponderEliminarGracias Luis, es muy bella tu interpretación. Ingrid, he tenido que leerlo dos o tres veces, pero está lleno de poesía
ResponderEliminarLuis, Alsquare, mil gracias por comentar.
ResponderEliminarbesos
Bonita forma de expresar el sentimiento de libertad, nada lo puede sustituir. Saludos, Ingrid.
ResponderEliminarHermoso relato en tono poético de como no se puede apresar lo inconmensurable (el amor, por ejemplo) ya que su belleza reside en que te envuelve y te besa libremente. Un saludo, Íngrid.
ResponderEliminareso es !
ResponderEliminar21, Sara, gracias x estar ahí.
besos
Hermosa alegoría Ingrid. Muy poética y mágica. Un saludo
ResponderEliminargracias por el comentario Gabriel,
ResponderEliminarbesos