El hombre supone que es por la lluvia la humedad de su frente y ese escalofrío que recorre su cuerpo. Camina deslizando apenas los pies, trastabillando cada vez que pisa una baldosa suelta, tanteando con su bastón los obstáculos que apenas logra distinguir. Extenuado intenta esquivar las obras de la acera cuando, de repente, se desploma en un pozo negro y profundo del que tarda un rato en salir. Mientras se levanta ayudado por su bastón se dice que no ha sido un desmayo, que no está enfermo, que solo ha sido un bache más en el camino.
Saryle
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Como siempre, un gusto leerte.Imagino a un anciano y a un invidente .En ambos casos...una lección de vida.Gracias
ResponderEliminarCreo que a los jóvenes, paradójicamente, nos cuesta más sortear los baches, creemos que esas enfermedades o aquellos problemas tan difíciles de resolver son el fin del mundo; en cambio los ancianos, por la propia experiencia, supongo, se lo toman con más calma, están acostumbrados a los baches del camino.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Albada.