"No, no es así. Estás equivocada, mamá. La vida no es como me la cuentas", dijo la niña que aún vivía en ella.
"¿Y tú qué sabes?", le respondió, con evidentes signos de ya estar de vuelta, la abuela que aún no era, mientras la nieta por venir, se aproximaba muy lenta y consecuentemente a aquella sabia y arcana inexactitud de las cosas.
Isabel Expósito Morales
"¿Y tú qué sabes?", le respondió, con evidentes signos de ya estar de vuelta, la abuela que aún no era, mientras la nieta por venir, se aproximaba muy lenta y consecuentemente a aquella sabia y arcana inexactitud de las cosas.
Isabel Expósito Morales
La siempre complicada relación madre/hija, la vida siempre inexacta, como el tiempo ¿o destiempo?. Breve y exquisito filosofar.
ResponderEliminarque trabalenguas tan cercano y real. Las relaciones finísimas de nosotras con parte de nosotras. Genial Isabel¡.
ResponderEliminarDifícil pero, sólo después de varias lecturas, uno puede ser partícipe de este deambular por un paisaje femenino donde el ayer, el hoy y el mañana son una misma cosa, ¿o me equivoco?.
ResponderEliminarMe siento la niña, la madre y la abuela de este cuento, ¿será un asunto de familia?
ResponderEliminarDifícil trabalenguas, es verdad, en eso coincido con Lenita y Alfonso, pero lo que no puedo negar es que me invita a leerlo una y otra vez para buscar explicaciones, para hacerme preguntas. ¿Acaso no este el objetivo de un micro? Pregunto, sólo pregunto. Román.
ResponderEliminarLa vida se repite siempre en las mujeres pero también en los hombres de una familia. Esa es una realidad de la que no podemos escapar e Isabel lo expresa muy bien en este bucle sin fin, en este pez que se muerde la cola. Bien, amiga bloguera.
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