El candidato y previsible ganador de las elecciones obedeció a regañadientes a sus asesores, y dedicó el día anterior a los comicios a reflexionar.
Comoquiera que no era muy dado a tamaños esfuerzos mentales, entró en un profundo trance que le mantuvo placenteramente dormido hasta bien entrada la legislatura.
Nadie se percató.
Cronopio
Comoquiera que no era muy dado a tamaños esfuerzos mentales, entró en un profundo trance que le mantuvo placenteramente dormido hasta bien entrada la legislatura.
Nadie se percató.
Cronopio
No me extraña, los demás estamos tan democráticamente dormidos como ese candidato. Buen relato, Cronopio.
ResponderEliminarO más, querido Anónimo... o más. Muchas gracias. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarCronopio
Menos mal que tú sí que te percataste, cronopio. Gracias por advertirlo aquí y por convertirlo en un buen relato.
ResponderEliminar(En confidencia: ¿Cómo se llama ese candidato tan previsible y dormitable? Prometo no divulgarlo)
ja ja. excelente.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, Tapia y David. Lo triste es que el protagonista del relato podría tener muchos nombres, y podría situarse en muchos lugares. Digamos, para resumir, que esta historia ocurrió no hace mucho tiempo, en un país muy cercano. Saludos.↲Cronopio.
ResponderEliminaresto me suena mucho, de cerca...vamos a lo que nos rodea actualmente.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, Tapia, David y Lenita. Para resumir, podríamos decir que lo que se relata en esta historia ocurrió en un país muy cercano, no hace mucho tiempo. Abrazos.
ResponderEliminarCronopio
Ya verás que pronto se despierta.
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