Permanecí pacientemente, horas y horas, bajo la sombra de un árbol, sin resultados. Decidí agazaparme tras un peñasco, inmóvil y en absoluto silencio, pero tampoco apareció. Me recomendaron que me camuflara con un uniforme militar de campaña, lo cual fue inútil. Por último, recurrí a la complicidad de las oscuras noches sin luna, orientado por una linternita cuya tenue luz apenas iluminaba mis pies. Ni rastro. Pero no soy de los que se desaniman fácilmente. El año que viene lo intentaré otra vez country49
En Madrid hay una, muy notoria, difícil de que te pase desapercibida.
ResponderEliminarAunque también puede que no sea la Esperanza que buscas.
¡Qué horror! ¡Eso sería una pesadilla, no un micro! ...y en todo caso añadiría un subtítulo: "Aguirre o la cólera de Dios" haciendo referencia a la película de Werner Herzog.
ResponderEliminarSaludos
country49
Bueno, sería demasiado elevar la categoría de ese personaje (el que habita Madrid).
EliminarSaludos.
Una virtud entre la fe y la caridad.
ResponderEliminarYo también tengo la esperanza de contemplar un gamusino, y busco hasta bajos arbustos de un parque cercano.
Me han dicho que si se les llama bajito y melodiosamente, igual son visibles, pero dice la leyenda urbana, que ha de ser una voz voz muy femenina.
Si te parece.
Un abrazo!
También hay tripilichis (en mis tiempos muy jóvenes). Por si te fallan los gamusinos.
EliminarMe encanto! :)
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