viernes, 8 de junio de 2012

MUERTE CON PERMISO

En la oscuridad de la discoteca se mezcló con gente y con sustancias.
Horas después su cadáver yacía en la calle.
Había decidido crecer y manejar su vida a los catorce años. Empezó inocentemente, casi por accidente, pero en dos años todo se hizo narcótico a su alrededor.
La policía no tardó en aparecer esa noche. El resto quedó solo para las estadísticas. Un joven menos, o un incauto más que se traga el cuento de que las drogas, si no abusas de ellas, no son malas. Ya no importa, es igual.

EMILIO BAREIRO


1 comentario:

  1. bien plasmado!!!!!! triste pero real!!!!! excelente Emilio R. Bareiro!!!!!

    ResponderEliminar