Me quedo con tu risa, tu valentía y tus gafas de colores. Tu risa que me traía aromas de complicidades blancas. Tu valentia en encarar los avatares cotidianos y tu incuestionable partida. En tu conciencia de la brevedad del ser. Tus gafas de colores que nos alegraban las frías cuestiones de la metodologia, las variables y los resultados del chi cuadrado. Desde tu certesa de que sólo lo bien hecho, bien està. Me quedo con tu forma de ser, que yo, alguna, vez también quisiera ser. Albada
Sentido homenaje a una compañera, de la cual nos muestras en unas pinceladas, unas notas de su brillante personalidad. Intentando incorporar su ausencia a nuestro presente cotidiano.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, hay personas que pasan más suavemente por la vida, y esta mujer y otra que también se fue eran mujeres cuyas huellas quedan en el alma, por que más que ausencia se siente rabia, que hay que canalizar.
EliminarSiempre agradeciendo a las suerte haberlas conocido.
Un abrazo Alfred y gracias por tu lectura.
Lo siento, Albada, sé muy bien lo dudo que es despedir a los amigos.
ResponderEliminarSobre todo Marga, porque en la realidad son sólo unos pocos. Gracias.
EliminarUn abrazo.
Bueno, toda, toda, no la tiene nedie ni es deseable
ResponderEliminarA ese aspecto de las sanas relaciones me refería. Cuando el paso por tu vida de una persona ha permitido un cierto contagio mutuo, como vasos comunicantes, no muere del todo el otro, mientras alguno aún vive. Y esa es mi opinión, que me pareció que compartías.
EliminarUn saludo