Se alimentaba de la pasion de los cuerpos. En ocasiones, la pasion era tan dulce en sus labios, que solo miel dejaba a su paso. El sudor de jadeos indomitos saciaba su sed en los veranos, cuando Mauro la conocio.
Desde entonces, la deja resucitarle con la luz del sol, a crepusculos del color de los duraznos frescos. Virmared Santiago
Desde entonces, la deja resucitarle con la luz del sol, a crepusculos del color de los duraznos frescos. Virmared Santiago
Alimenticio y muy sugerente.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo.