Me levanto consciente de la vuelta al trabajo.
Me encamino canturreando hacia el curro pero dos manzanas antes recompongo la postura; empiezo a arrastrar los pies y esbozo un rictus de descontento.
Entro a la oficina cabizbaja y saludo a mis compañeros contando las felices vacaciones y el horror del regreso. Mientras disfruto pensando que por fin soy libre; mi marido hará su vida, los niños se desgañitaran en el cole y a mi suegra no volveré a verla hasta las próximas vacaciones ¡Que felicidad!
desasosegada
Me encamino canturreando hacia el curro pero dos manzanas antes recompongo la postura; empiezo a arrastrar los pies y esbozo un rictus de descontento.
Entro a la oficina cabizbaja y saludo a mis compañeros contando las felices vacaciones y el horror del regreso. Mientras disfruto pensando que por fin soy libre; mi marido hará su vida, los niños se desgañitaran en el cole y a mi suegra no volveré a verla hasta las próximas vacaciones ¡Que felicidad!
desasosegada
No te lo creerá, pero conozco bastantes mujeres que optan por parecer circunspectas en su regreso, pero reconocen que estaban locas por reincorporarse.
ResponderEliminarUn abrazo.