Acurrucado, frente al mar revuelto, pudo al fin reunir un manojo de fuerzas deshilachadas y recapitular.
A cada envite de las olas, deshacía un nuevo nudo, a cada golpe de viento, desleía una vieja duda.
Aún así, cuando el sol asomó entre la espuma, todavía no había descubierto el porqué de su última decisión, aquella que le había dejado varado en la orilla.
Cronopio
A cada envite de las olas, deshacía un nuevo nudo, a cada golpe de viento, desleía una vieja duda.
Aún así, cuando el sol asomó entre la espuma, todavía no había descubierto el porqué de su última decisión, aquella que le había dejado varado en la orilla.
Cronopio
!Que bonito!
ResponderEliminarUn saludo septembrero.
Muchísimas gracias, Marga.
ResponderEliminarYa que es un mes con bastante poca gracia, al menos que septiembre nos sirva para seguir escribiendo y leyéndonos.
Saludos de vuelta.