Ordenaron colocarle una venda en los ojos, mientras uno se le acercaba con un palo como para darle. Sería rápido, se notaba que la ocasional víctima no sufriría demasiado. La turba de esqueléticos cuerpos que rodeaba la escena comenzaba a murmurar cada vez más enardecida. El verdugo amenazaba impetuoso, rompiendo el viento con la vara mientras buscaba un sitio donde el impacto sea más doloroso. Un punto exacto que sea certero y que acabe con el espectáculo de manera digna. Hasta que el estruendo fue real. Y en medio de polvareda, confusión y alegría los niños supieron que la piñata sí que contenía caramelos para todos.
EMILIO BAREIRO
EMILIO BAREIRO
Me encanta Emilio, jajaj muy buenooo. Una imagen que se crea justo al final redondeando toda la descripción anterior y sin poder ser advertida.
ResponderEliminarMe gusta, enhorabuena.
Gracias por el comentario. En Sudamérica un cumpleaños infantil sin piñata es mas aburrido que mirar una tele apagada jaja.
Eliminarjajajaja lo entiendo es muy divertidoa una piñata.
ResponderEliminarEsta semana yo también envié te paso el link por si quieres leerlo al final envié 2:
Debilidades paganas:
http://montesinadas.blogspot.com.es/2013/06/debilidades-paganas.html
y el truco final
http://montesinadas.blogspot.com.es/2013/06/el-truco-final.html
Los voy a publicar ambos aquí.
Abrazos