Y llegó ese temido día. Aquel en el que la vida le pedía algo más. Mirando lo que dejaba atrás, buscó y no encontró a nadie, ni cercano, ni en la memoria más profunda. Lentamente, empezó a caminar entre perspectivas desconocidas. A su paso, tantas puertas como opciones... Empezar, no es fácil cuando llevas sobrepeso. Aprender a ser liviano es la primera orden para este viaje de vuelta sin retorno. Nada de lo que va consigo es imprescindible, excepto el esfuerzo y su catalizador de sueños. Es allí donde residen todas las llaves que anhelo.
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Me gusta el positivismo que aplicas al texto o relato, te deseo suerte.
ResponderEliminarUna huída hacia delante, siempre es un ejercicio positivo, valiente. No por ello tiene porque ser acertado. Aunque el personaje lo intuye necesario en pos de su futuro. Gracias por comentar, Ramón María.
ResponderEliminarSaludos.
!21, que alegría leerte!!!!
ResponderEliminarSería estupendo reiniciar ligeros de equipaje, pero es dificil, tal vez imposible. El ayer nos lastra o nos ayuda pero es irrenunciable.
Un abrazo.
¡Hola, Marga!
ResponderEliminarNo lo creerás, pero solo el ver tu nombre en un relato o comentario, me produce una inmensa sonrisa. Eres positiva por naturaleza. Un encanto leerte. No me pierdo ninguno, ya lo sabes.
Es obvio que no podemos renunciar al pasado, por eso hago hincapié en el texto. La idea de reinventarse, lleva explícita la premisa de olvidar todo lo que eres o has sido.
Un fuerte abrazo, amiga.