Tus manos surgieron de entre las nubes y asieron las mías, temblorosas e inseguras. A mi corazón llegó la calma y sobrevolamos una vez más nuestro universo tan inmenso y acogedor, tan pintoresco y misterioso, tan elaborado, tan sencillo, tan silencioso y con tantos sonidos. Tan explosivo y tan mágico.
Quedémonos aquí para siempre.
Mercedes Marín del Valle
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