Abandonada e inerte, con la bata entreabierta mostrando su cuerpo desnudo, Inés yace sobre el sofá sin signos perceptibles de vida. Pero es pura apariencia. En realidad permanece alerta, con la respiración contenida. A su lado, rodilla en tierra, Juan la contempla extasiado y absorto.
Juan, el maduro y enigmático vecino que despertó en ella una pasión desmedida, sin límites ni esperanza. Que opuso siempre a sus avances e insinuaciones una cortés e inexpugnable indiferencia. Juan, que nunca sospechó la tenacidad que puede alcanzar una pasión verdadera. Una pasión capaz de velar día y noche, de indagar, de fatigar legajos y archivos. De llegar a descubrir una antigua condena por el delito de necrofilia.
Una pasión capaz de empujarla a tomar el teléfono y exclamar: “¡Juan, venga rápido a mi apartamento, he tomado varios tubos de pastillas, me estoy muriendo!”.
Juan, cuyas manos temblorosas vencen vacilaciones y avanzan.
El Manco de l Espanto
Juan, el maduro y enigmático vecino que despertó en ella una pasión desmedida, sin límites ni esperanza. Que opuso siempre a sus avances e insinuaciones una cortés e inexpugnable indiferencia. Juan, que nunca sospechó la tenacidad que puede alcanzar una pasión verdadera. Una pasión capaz de velar día y noche, de indagar, de fatigar legajos y archivos. De llegar a descubrir una antigua condena por el delito de necrofilia.
Una pasión capaz de empujarla a tomar el teléfono y exclamar: “¡Juan, venga rápido a mi apartamento, he tomado varios tubos de pastillas, me estoy muriendo!”.
Juan, cuyas manos temblorosas vencen vacilaciones y avanzan.
El Manco de l Espanto
Me gustó el argumento y el tono general del relato morboso y tenso. Lo que menos la llamada de ella, quizás rompe un poco la dinámica que llevaba el cuento . Escrinimbos
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Es posible que la parte que objetas se deba a que tu propio estilo -según me ha parecido por tus textos- tiende más a la prosa poética mientras que el mío quizás es más narrativo. En todo caso tengo en cuenta tu observación.
EliminarMe gusta el relato y la forma en que lo escribes y estructuras, creo que esa frase o La llamada desentona un poco con el resto. Pero quizás tengas razón en que pueda ser influencia de mi propia concepción de la escritura. Al final se lee como se piensa , se piensa como se escribe, se escribe como se lee y es imposible la crítica objetiva. Saludos
EliminarTu esfuerzo en matizar y en resaltar lo que te gusta revela tu buena intención. Gracias de nuevo y un saludo afectuoso.
EliminarCallad, por Dios, ¡oh, don Juan!,
ResponderEliminarque no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
Magnífica recreación!!! jeje
Muy sagaz, Marga. Temía que el paralelismo pasase desapercibido, pero veo que eres un (una) lince. Y la estrofa que citas está muy bien traída, resalta ese paralelismo. Un abrazo.
EliminarMorir para ser deseada... Siete vidas y siete muertes para colmar los deseos de esta gata...
ResponderEliminarBien llevado, amigo Manco, pero coincido en que el formato micro se queda corto, podrías desarrollar la idea mucho mejor extendiéndote en el placer de los detalles y tu graciosa pluma.
Saludos felinos de tu gata
Y yo (quien tú ya sabes) estaría allí rodilla en tierra setenta y siete veces siete, gata mía.
EliminarLo de la extensión igual tienes razón, pero el formato micro me va muy bien dada mi natural pereza. Aunque. los micros hay que sudarlos y trabajarlos mucho, no cabe la improvisación. Quizás no es pereza, sino amor por la síntesis. Detesto la verborrea.
Por eso, ante una gata silenciosa en su sofá... mmm... mmm... mmm...