sábado, 12 de abril de 2014

Impostura

Alberto, mi hermano gemelo, murió muy joven y sin haber publicado una línea. Juntos habíamos cultivado nuestra afición literaria. Era yo quien más ambicionaba la gloria, pero reconozco que era él quien escribía con la genialidad de los elegidos. Cuando decidí presentar su novela inédita, firmada por mí, al más importante premio literario, quise tranquilizarme pensando que en el fondo le rendía un homenaje.

Llegó la noche de la gala y me proclamaron ganador. Tembloroso, iba a iniciar la marcha hacia el escenario cuando una figura lo escaló con agilidad y ví que era Alberto. A punto de desmayarme le oí decir ante el micrófono, mirando a lo alto, que en aquella noche tan especial no podía dejar de recordar a su querido hermano fallecido. Instintivamente dirigí la mirada hacia mi pecho. Me sobrecogió un vértigo mortal cuando mis ojos sólo encontraron una silla vacía.



El Manco del Espanto

4 comentarios:

  1. ¿Buscaba la semilla del pecado original sembrada en su pecho?
    Debe de tener su punto terrorífico ser gemelar.
    Saludos felinos de sobremesa.
    Buenas tardes y me ha gustado, querido Manco

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    Respuestas
    1. Gracias, muski. Que la luna acaricie tus sueños y los adorne de suculentos peces de plata.

      La verdad es que los gemelos pueden ser un filón literario. Conozco a un tipo cuyo hermano gemelo nació muerto,y el tipejo tiene un ramalazo cainita de caerse.No sólo historias truculentas, que los gemelos me perdonen, también historias positivas y altruistas, supongo, y por supuesto historias divertidas.


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    2. De todo como en botica, pero no me gustaría nada verme repetida, y no por el sentimiento de exclusividad.
      Ha sido ciertamente una bonita noche, Manco. La apoteosis lunar será hoy.
      Que tengas un bonito y exclusivo día

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    3. Siniestro relato. Deja sin aliento.

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