Él se fue acercando a vos de manera sigilosa. Te acechaba en los atardeceres, hasta que comenzó a frecuentar tu balcón en las madrugadas. No le fue difícil ganarse tu corazón. Ahora me doy cuenta de que lo que él quería de tu músculo vital era la sangre que bombeaba, no sus nobles y románticos sentimientos. Tampoco le interesaba tu porte de damisela frágil con bellas y lánguidas piernas. Sólo tu sangre, tan roja como las frutillas que mezcló con ella, componiendo un elixir que bebió cual nosferatu.
Voy a extrañar tus piernas.
Luciano Doti
Voy a extrañar tus piernas.
Luciano Doti
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