Cuando el tiempo jugó a disfrazarse de miedo, robó nuestros mejores años. Aquellos que nunca vuelven. Pertrechados en excusas, dimos la espalda a todo lo que nos construye.
En las esperas, erigimos una vida entre los rescoldos que siempre perduran. Todo había cambiado.
Sobre las ruinas de lo que pudo haber sido, quedó la supervivencia como única excusa ante todas las miradas que nunca obtuvieron respuesta.
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En las esperas, erigimos una vida entre los rescoldos que siempre perduran. Todo había cambiado.
Sobre las ruinas de lo que pudo haber sido, quedó la supervivencia como única excusa ante todas las miradas que nunca obtuvieron respuesta.
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Saludos cariñosos amigo. Y un placer leerte en este sitio. Me hubiera gustado que se me hubiera ocurrido a mí la frase arranque de tu micro.
ResponderEliminarEl arranque es brutal. El miedo paralizante, que disfrazamos de excusas. De mal pagador, porque pasan factura..
ResponderEliminarUn bello guiño al despertar de los sentidos. un abrazo
Todo pasa factura, Albada, todo, y, paradójicamente, el no tomar decisiones nos condena mucho más a lo largo de los años, que aquello que fuimos capaces de hacer.
EliminarUn beso.
Es un duro ejercicio el de comparar lo que quisimos ser con lo que finalmente somos.
ResponderEliminarUn beso.
Nada más que añadir, Marga. Como me tienes acostumbrado: breve, concisa y acertada. Muy duro, durísimo, se está poniendo el vivir.
EliminarUn beso.
Muchas gracias, Francisco. Siempre me trataste muy bien y eso se agradece en su justa medida.
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