lunes, 11 de agosto de 2014

Otros agostos

Como los campos de fútbol sin fútbol o las cajas de bombones sin bombones, mi parking desnudo de coches, produce desasosiego.

A media luz camino entre las desoladas columnas esquivando algún que otro vehículo que parece abandonado en medio de la nada. Allí, al fondo, el mío hace un guiño de complicidad, como si fuese un perrillo que huele el paseo.

Las calles no son las mismas en verano, ni su ritmo, ni su luz. Reverbera el sol en el asfalto como si exigiera un pavimento menos brutal contra el que estrellarse.

¿Y el ruido? ¿Qué me dicen ustedes de la voz de las ciudades? Esa potente y bronca voz formada por tráfico, risas de los niños y sirenas de las ambulancias se vuelve ahora un susurro y se oyen los pájaros, se lo juro, si ponen atención pueden oír los trinos estivales de los pajarillos urbanos.

En fin, late la vida con sordina en agosto y los que aquí estamos, a caballo entre oficina y piscina, esperamos que disfruten de sus v acaciones, para que a la vuelta, que siempre hay una vuelta… no se olviden, podamos dejarles el timón de la nave y marcharnos a disfrutar de nuestro tardío descanso.



desasosegada

1 comentario:

  1. Marga, eso de "entre oficina y piscina" la verdad es que me encanta. Y lo de "que te lo pases bien, ya volverás", es un clásico de las vacaciones. Para el que se va y para el que se queda.
    Yo siempre paso unos días de agosto en Madrid, entre otras cosas varias, porque es el mejor sitio que encuentro para tener todas esas sensaciones que tú tan bien describes. Un abrazo y espero que ya te quede poco.

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