Ni su elegante vestido de tul con escote envolvente, ni su impecable moño simétrico al estilo griego. Ni su bouquet de hortensias moradas y rosas blancas, ni tan siquiera su fina estola de plumas de marabú.
Nada. Absolutamente nada de todo aquello me distrajo lo suficiente como para no advertir, con preocupación, que sus preciosos labios escarlata dudaron durante más de tres segundos antes de contestar aquel tímido: «Sí, quiero».
Miguel A Algarra (relatos en minúsculas)
Nada. Absolutamente nada de todo aquello me distrajo lo suficiente como para no advertir, con preocupación, que sus preciosos labios escarlata dudaron durante más de tres segundos antes de contestar aquel tímido: «Sí, quiero».
Miguel A Algarra (relatos en minúsculas)
"Existe siempre una razón escondida en cada gesto" así que mal asunto.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha gustado mucho. La provocación es tal, que necesito ver ese gesto. Instantánea perpetua. Saludos.
ResponderEliminarLeía precisamente esta mañana que ahora los expertos en comunicación dicen que el lenguaje no verbal, el de los gestos, comunica el 80% de lo que de verdad queremos decir. Y la palabra, solo el 20% restante. Todo esto tú lo has expresado mucho mejor, con el lenguaje entre líneas.
ResponderEliminarMe quedo con la tesis que se puede hacer con esos segundos previos a decir " Sí quiero". Ese silencio tan corto da para un relato, y una novela.
ResponderEliminarMuy buen ritmo. Me gustó mucho.