Atención, Andrómeda. Algo ha fallado en el salto hiperespacial. Mis compañeros han quedado atrapados en la órbita de Saturno y sólo yo he llegado al planeta azul. Por suerte traigo el dispositivo de clonación instantánea, por lo que puedo mimetizarme con los nativos. He encontrado unos pocos, no parecen peligrosos, al contrario, salieron huyendo, pero los he seguido y ya soy uno de ellos. Tengo unas orejas largas, unos dientes grandes, y además me dedico a comer zanahorias. No he podido sacarme la escafandra, así que me miran con extrañeza. Pero, atención, ahora se oyen unos estampidos y mis nuevos congéneres huyen de nuevo. Por si acaso les sigo y ¡horror!, descubro que otros seres más grandes nos persiguen a toda velocidad. Gritan algo como “¡guau! ¡guau!” y es evidente que no vienen en son de paz. Me libro de la escafandra, corro y corro. ¡Socorro, Andrómeda! ¡Mi casa! ¡Mi caaasaaaaaaa!
Serie B
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