Dice mi madre que soy una maniática, bueno lo dice mi madre, mis alumnos, mi novio y hasta el pájaro cuando le cambio el alpiste a las 7:30, exactamente, a las 7,30 de cada mañana.
Pero yo discrepo ellos, lo que ocurre es que soy una persona a la que no le gustan los cambios.
Me encanta desayunar un café con seis galletas María. Seis, exactamente seis, porque con cuatro me quedo con hambre y con ocho empachada ¿qué le voy a hacer?
Adoro sentarme frente al monasterio abandonado y verle recortarse a la luz de la media tarde, no por la mañana con el sol en los ojos, ni a medio día al borde de la insolación, no, me gusta justo a media tarde.
Bueno, pues eso me pasa con todo.
Hoy, por ejemplo, ha sido un día azaroso para mí
He llegado a clase y los niños me han dado un ramo de flores ¡a quién se le ocurre!, como es natural me he emocionado y ya no he dado pie con bolo en toda la clase.
Luego, en el almuerzo, una compañera me h a dado, sin previo aviso, dos besos en pleno patio… un apuro terrible.
Incluso mi novio parecía dispuesto a darme el día y se ha presentado a buscarme al trabajo, cosa que no había hecho jamás y claro, yo…unos nervios.
Por suerte cuando más desconcertada estaba, ha llamado mi madre para felicitarme. En ese momento he colocado en mi cabeza la plantilla de “cumpleaños” y todo ha encajado.
El resto del día ha sido previsible y perfecto.
Pero, vamos, maniática no soy, más bien, digamos, organizada.
desasosegada
Si es que no hay como comer seis galletas, poner el alpiste a una hora exacta, dar dos vueltas de llave, pasear por las aceras sin pisar una raya o dar tres golpes en las para no tener una obsesión compulsiva.
ResponderEliminarla GENTE no lo entiende, casi nunca :-) Un abrazo
Curioso, en esta fecha es mi cumple :)
ResponderEliminarSaludos.