viernes, 19 de febrero de 2016

Un cuento en sepia


Hubo otro tipo de inviernos, los del ayer, de pies fríos y colores sepia.
Yo era una modistilla de poca monta que llegaba a fin de mes a duras penas a base de subir bajos, volver abrigos y reconvertir prendas.
Pero todos tenemos un sueño, el mío era una radio. Bueno no, no una radio, sino aquella radio que admiraba cada tarde con la nariz pegada al escaparate.
En ella podría oír seriales, noticias, incluso… bailar. No volvería a sentirme sóla porque formaría parte de un gran club, el de los “oyentes”.
En nochebuena ya había conseguido reunir el dinero para comprarla, pero ni un real más ¡Qué difícil decisión! Podía comprarme la tan ansiada radio o el billete de autobús para ir al pueblo y pasar las navidades con los míos.
Cené sola, escuchando la programación navideña y dejando que unos gruesos lagrimones cayeran sobre los huevos fritos.
¡Eran otros tiempos!
desasosegada

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