Paula ha querido guardar sus recuerdos de verano en una caja de galletas, metálica y con dibujos.
A la noche, cuando le he preguntado qué había guardado en ella me ha respondido que era un secreto. Cuando el abuelo se ha puesto los auriculares de escuchar la radio, la nena se me ha acercado; y poniendo su boca en mi oído me ha explicado los tesoros que no quiere perder de este verano.
Ha ido recitando, con su mano haciendo pantalla para proteger sus palabras, una retahíla de frases entre las que tomaba aire, con cara de concentración. Creo que han sido estas: "Las muecas que he hecho con el niño holandés, las cosquillas de una ola en mi barriga, el frío de una gota de helado en mi pie, tus buenas noches con beso, el abrocharme las sandalias del abuelo, las arrugas de mis dedos tras los baños, la emoción de los castillos de arena perfectísimos, la luna escondida tras las nubes, el olor a mar con viento, el mirar del gato de tres colores que no se deja tocar, las carreras con el perro de los franceses y el sabor de la horchata del bar Gloria".
Guardaré la caja en su cuarto, que mira al mar, hasta el año que viene. Otro verano que se nos va.
Albada
Una caja llena de historias, un relato de relatos... Un abrazo literario Albada.
ResponderEliminarBuenas tardes, querido Alsquare. Gracias por tu lectura y comentario. Se va un verano que nos ha dejado un otoño caliente, en Galicia y en Cataluña, por diferentes motivos. Suerte de los veranos con niños que saben qué es importante, ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo literario y feliz noche de todos los santos.