Nadie quiso hacer caso a las voces que vaticinaban el inicio del declive.
Sin embargo, éste se materializó cuando menos lo esperábamos y vimos como nuestro brillante "supuesto" futuro se ensombrecía.
Nuestro presidente no quiso asumirlo y siguió erre que erre diciendo que aquello no era una crisis, sólo un bache: algunos le creyeron, la mayoría no.
Pero ignorando sus pronósticos, la realidad se impuso, los números empezaron a hablar y dieron su terrible veredicto: nuestro equipo bajaría de categoría.
desasosegada
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