De vez en cuando hundía
las manos en mi alma
-y era allí, donde estabas.
Pero regresaban desoladas y vacías
por no sentir, al tacto, tu cintura.
Papelylápiz
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las manos en mi alma
-y era allí, donde estabas.
Pero regresaban desoladas y vacías
por no sentir, al tacto, tu cintura.
Papelylápiz
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La emoción y la conmoción de la buena poesía. El cuerpo y la esencia, la mente y el corazón.
ResponderEliminarBellísimo. Aunque ya te lo comenté en tu blog. Un beso.
ResponderEliminarGracias, Gabrielpalafox y Sara.
ResponderEliminarEn el blog, al añadir foto queda un poco más "decorado".
Un abrazo a ambos