Las veo cada día. Finísimos hilillos plata que se asoman a mi frente y amenazan con recorrer toda mi melena. Las atrapo a menudo pero hacen bien su trabajo. Me recuerdan que han pasado años y con ellos ahora poseo cosas nuevas, además de experiencia. No molestan, es como si fuesen un aviso permanente de que somos los mismos, con algunas diferencias. Mis hilos de plata. Lenita
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