Tras jornadas agotadoras como la de hoy, hago un somero repaso mental, para fijar en mi memoria lo positivo y lo útil, descartar malas sensaciones, y dejar el ánimo limpio y ordenado para dedicar las últimas horas del día a mi familia. Pero, por mucho que me esfuerzo, no consigo recordar cómo inicié el día, con quién me reuní, o qué decisiones tomé. Sólo noto oscuridad, falta de espacio vital, un cierto olor a pino y una incómoda sensación de inmovilidad. Y a mi familia, demasiado cerca. tapia
Escalofríos, miedo: eso es lo que sentí al leer tu relato que enfrenta al personaje a la única y absoluta certeza de la muerte. Tono y ritmo efectivo, muy bueno Tapia. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias, Isabel, me alegro de que te guste. Saludos de vuelta.
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