Mañana será distinto, pensaba mientras intentaba relajarse después
de una jornada de trabajo, pero al llegar a casa, el tedio se había instalado
en su vida, y no sabia como salir a flote de toda esta serie de carencias
emocionales , que hacia que no quisiera, conocer nada mas, tenia miedo a las
nuevas relaciones, que pudieran surgir, temía cambiar de entorno, solo el
plantearselo le daba grima y no conseguía, tener la suficiente confianza en
si misma, como para sentirse segura, y dar los pasos que necesitaba, para evitar
sentirse extraña en su mundo, porque su casa que había sido de ambos , reflejaba
todavía su presencia en la mayoría de sus rincones, no había retirado sus cosas
y ella no se sentía con fuerzas para hacerlo, desde el día que partió, desde
ese día no había puesto un pie en su casa, porque no quería asumir, que la
persona de su vida, su necesidad, su esencia vital, ahora eran luz, y sombras,
energía cercana, luz en sus recuerdos , existencia efímera y corta y diamante duro
y frio en su cuello, bebió su café, se sentó cerrando los ojos y se transporto
mentalmente al ultimo beso y el veneno interior se esfumo, volvía a mirar sus
ojos tranquilizadores, y oía su voz serenando su ira, cuidando sus pasos, besando su
frente, su esencia estaba en ella, y su amor ya no podría extinguirse con ese nudo
asfixiante de la de la rutina porque su historia era inacabada, no concluida y
se esfumo con el acero frio y tajante de la enfermedad, sintiéndose vencida, y
rezumando ira, por que le habían lanzado y clavado certeramente las flechas de
la injusticia
Isabel Bellido