Tenía el convencimiento de ser el más listo del barrio, por ello se consideraba con derecho cortejar a la reina de la fiesta mayor, esa pelirroja que ese año ganó con todos los votos en juego.
Cuando llegó la hora del baile inaugural, se dirigió ufano hacia la reina, considerándose el elegido para ello. Más el abuelo, que ejercía de presidente de las fiestas locales se le adelantó, dejandole en ridículo ante todos sus compañeros. Las damas de honor rieron el hecho, y se fueron con sus chicos. Alfred
Cuando llegó la hora del baile inaugural, se dirigió ufano hacia la reina, considerándose el elegido para ello. Más el abuelo, que ejercía de presidente de las fiestas locales se le adelantó, dejandole en ridículo ante todos sus compañeros. Las damas de honor rieron el hecho, y se fueron con sus chicos. Alfred
Me generas una sonrisa y un porcentaje de ternura al mismo nivel numérico. Ante el empate:
ResponderEliminarMe quedo con la sonrisa!
La experiencia, ha de por ir delante de la fanfarronería, di que sí.
Por suerte el sentido común siempre se impone.
EliminarUn abrazo.
Muy bueno Alfred!
ResponderEliminarMuchas gracias Pilar.
EliminarUn abrazo.
El sentido del ridículo es uno de los sentimientos más humillantes y que más se fija en la memoria ¿verdad?
ResponderEliminarBuen relato!!!
Un beso. marga.
Ser victima de la befa, mofa y escarnio en público y encima se es merecido, es un gran castigo.
EliminarGracias Marga, un beso.