Se sentó a espiar tras las frases que entran por su ventana. A veces cree ver la sombra de una metáfora entre unas comas, o en el espacio acotado de un paréntesis. Juega a buscar ritmos de acordes inventados en un juego de auroras y cafés, diálogos para besugos y risas contenidas.
Se deja llevar, y en el barquito hecho con una cáscara de nuez, navega por ese folio impoluto. Cada tachadura acaba por tiznar, con cada palabra desechada, un fragmento de lo que no llegó a escribir.
Albada
Se deja llevar, y en el barquito hecho con una cáscara de nuez, navega por ese folio impoluto. Cada tachadura acaba por tiznar, con cada palabra desechada, un fragmento de lo que no llegó a escribir.
Albada
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