Y al otro lado de la ventana, nada de nada, sólo la ciudad rugiendo a mis pies. - Me exprimo la cabeza: recortando gastos aún aguanto otro mes. ¡Quién sabe! Puede aparecer un comprador o un pedido masivo o tocarme la lotería; no hay que perder la esperanza.
- ¿Pero que esperanza? soy un iluso
- Tengo que ser valiente: Debo anunciar al comité de empresa el cierre y llamar a Pilar para decirle que estamos arruinados.
- No puedo, no puedo
- ¡Cobarde! Y al otro lado de la ventana, la única salida.
desasosegada
- ¿Pero que esperanza? soy un iluso
- Tengo que ser valiente: Debo anunciar al comité de empresa el cierre y llamar a Pilar para decirle que estamos arruinados.
- No puedo, no puedo
- ¡Cobarde! Y al otro lado de la ventana, la única salida.
desasosegada
Angustiosa situación que, tal vez, empiece a ser cotidiana en estos días aciagos que vivimos. Muy bien llevada hasta "la única salida". Ojalá Pilar le coja el teléfono y le entienda, antes de dar el último paso. Saludos Marga.
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