Estuve leyendo hasta muy tarde, al fresco de una noche primaveral, deje el libro ante una narración realmente desagradable, encima de la mesa quedo un charco de sangre, lo narrado era tan brutal que mi mente no podía aceptarlo. Contemple como se movían las cortinas, al ir a cerrar el balcón contemple luz en la casa de enfrente, donde se me ofrecía una visión conocida por leída, le seccionó el cuello con una profesionalidad digna de mención, me quede mirando sin decir nada, pisando la sangre. Alfred
Cuando mira las cortinas a la noche, mejor que no haya viento, me dio como un quién sabe.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, peor es mancharse, no crees? Un abrazo.
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