El lago recóndito en un recodo de Internet le permitió intentar volver a enamorarse de sí mismo. Acertó a retomar el mantra retórico, se dejó llevar por la obviedad de los espejos que reflejaban la luna en el charco calmo, y al fin compuso confusiones de telarañas e interlocutores de la noche. Todo fue en vano. La ciénaga le deglutía sin piedad. Narciso divisó, con el agua justo tocando su nariz, unas diminutas flores azuladas en las manos de esa niña de luz vestida de azahares.
Albada
Albada
Ultimamente estas algo "cactus". Con el desparpajo correspondiente,o sin él, los mensajes y párrafos son de quien los emite.
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