Supe que habías vuelto y eché a correr hacia tu casa ¡un curso entero sin verte!
Aún sentía el dolor de nuestra despedida; lloramos, reímos y sobre todo hablamos y hablamos anticipándonos a la soledad ya intuida.
Te encontré guapísimo y sonreíste encantador; hablamos del tiempo, de tus compañeros de universidad, de los amigos comunes, en resumen, de nada.
Al separarnos lloré de rabia: no eras tú a quien yo amaba.
La vida acababa de enseñarme una lección imborrable: el tiempo todo lo cambia.
Te encontré guapísimo y sonreíste encantador; hablamos del tiempo, de tus compañeros de universidad, de los amigos comunes, en resumen, de nada.
Al separarnos lloré de rabia: no eras tú a quien yo amaba.
La vida acababa de enseñarme una lección imborrable: el tiempo todo lo cambia.
desasosegada
Buen texto. El tiempo, su inexorable paso. Implacable.
ResponderEliminarY a veces, cuando pasa el tiempo, se acaba hablando con esa persona especial de antaño, del tiempo y otros temas de ascensor.
Un saludo
Ya sabes... el tiempo, el implacable, el que pasó.
EliminarUn beso.
Segundas partes casi nunca fueron buenas...y en el amor, incluso primeras partes.
ResponderEliminarEntrañable micro
country49
Gracias country !Que tiempos aquellos en que los que creíamos que todo era eterno!!!
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