Son las cuatro de la tarde.
El sol cae a plomo sobre las calles sin sombra y sólo un perro semidormido respira el aire de fuego.
Avanzo trabajosamente por las calles y miro las puertas cerradas ¡Cuántos recuerdos! aquí vivía el alcalde, enfrente la taberna; aún oigo el golpe de las fichas contra la mesa, más adelante la escuela llena risas ... y aquí vivía mi abuela ¡tan dulce!
Esta era mi casa, de ella salí con toda la vida por delante y a ella vuelvo, vencida, con la intención en cerrar el círculo.
El sol cae a plomo sobre las calles sin sombra y sólo un perro semidormido respira el aire de fuego.
Avanzo trabajosamente por las calles y miro las puertas cerradas ¡Cuántos recuerdos! aquí vivía el alcalde, enfrente la taberna; aún oigo el golpe de las fichas contra la mesa, más adelante la escuela llena risas ... y aquí vivía mi abuela ¡tan dulce!
Esta era mi casa, de ella salí con toda la vida por delante y a ella vuelvo, vencida, con la intención en cerrar el círculo.
desasosegada
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