Se agostó julio. Se secaron sus hojas caducas, aunque la última, la del día 31, aún conservaba cuando cayó, un cierto verdor de risas ociosas y de halos de rostros tan queridos que, como cicatrices indoloras, nos acompañarán hasta la próxima cita jubilosa. Todo sigue igual de distinto o distinto pero igual. Volvemos a mirar el reloj, objeto anacrónico durante nuestras débiles exigencias horarias. Recuperamos la anormalidad y desviamos nuestra mirada hacia el esperpento cotidiano que nos atenaza country49
Precioso country y ánimo... aquí te esperan junto con el trabajo y la rutina, tus amigos habituales y las citas con tus placeres cotidianos.
ResponderEliminarSi cuela... cuela, pero la verdad es que es una putada volver, !Bienvenido a casa!