Érase una mujer a una nariz pegada o mejor dicho, érase una mujer nariz de oro.
Cuando en aquella afamada cata, después de mucha ceremonia asomé el apéndice nasal a la copa y me fue imposible definir a que olía, me supe perdida para siempre.
Cuando en aquella afamada cata, después de mucha ceremonia asomé el apéndice nasal a la copa y me fue imposible definir a que olía, me supe perdida para siempre.
No vi otra salida que imporvisar sobre la marcha, así que dije con cara de experta: vino complejo, textura de satén y regusto a monedas usadas.
Volví a ganar, desbancando definitivamente a mi rival más espinoso. Ya lo decía mi abuela: "Cría fama..."
Volví a ganar, desbancando definitivamente a mi rival más espinoso. Ya lo decía mi abuela: "Cría fama..."
desasosegada
Ja, ja, ja. Eso de regusto a monedas usadas ha sido superior, me quito el sombrero querida Marga.
ResponderEliminarGracias Francisco, ya se te echaba de menos por aquí.Un beso.
EliminarUn tema de narices, llevado muy bien. La textura de satén y moneda me pareció estupendo resumen de cata, aunque no muy ortodoxo. Muy divertido.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que a veces en las catas me siento así, los entendidos aprecian matices tan sofisticados que yo me quedo a verlas venir. Un abraxo.
Eliminar