Mientras esperaba en la trinchera, sus pensamientos habían volado muy lejos... Mamá se alejaba despacio mientras él, satisfecho, degustaba con sus manos deliciosos puñados de negra y fresca tierra. Despreocupado y pendiente de otros compañeros de juegos no fue consciente, de su ausencía, hasta que el fuego de mortero del ejército enemigo le devolvió a la realidad. En su boca, el frío sabor del suelo fue sustituido por la tibieza de su sangre recién derramada. Supo entonces que volvería a verla. lagartojuancho8
!Tremendo!
ResponderEliminarUn saludo.
Me lo tomo como un alago, mucísimas gracias. He buscado tu nombre en la relación de autores pero no he conseguido encontrarte. Para corresponder a tu amabilidad... Reconozco que me cuesta moverme por el blog, si puedes orientarme estaría agradecido. Un saludo y hasta pronto.
ResponderEliminarlagartojuancho8